A Silencio le toca llevarlo. Es el más pequeño,
parece casi un niño. Él no consume, y si los policías
lo capturan no puede decir nada. O por lo menos no del material.
Silencio ha estado siguiendo a Ratón y a Playboy desde hace ya
tiempo, viendo cómo consumen, viendo cómo consiguen el dinero
que necesitan para seguir consumiendo. Ratón se pone desagradable
cuando necesita consumir, y Silencio ha aprendido a alejarse de él
en estas ocasiones, fuera del alcance de pies y puños.
Ratón tiene un cráneo alargado y estrecho, y lleva lentes
de contacto con iris verticales, como los de una serpiente. Silencio se
pregunta si se supone que Ratón debe parecer una rata que se ha
comido una serpiente, y que la serpiente lo está mirando a través
de los ojos de Ratón. Playboy dice que Ratón es un pinche
chupacabras de Watsonville y que todos tienen esta pinta.
Playboy es el más grande, y envuelve el grueso de su persona en
un abrigo largo y distinguido, sobre unos pantalones vaqueros y unas viejas
botas de trabajo. Tiene un bigote como el de Pancho Villa, gafas amarillas
de aviador, y un sombrero negro de fieltro con ala curva. Es más
amable con Silencio, le compra burritos en los puestos, agua, latas de
gaseosa, y una vez un gran vaso de un refresco hecho de fruta.
Silencio se pregunta si Playboy es su padre. No sabe quién es su
padre. Su madre está loca, allí en la casa subvencionada.
En realidad no cree que Playboy sea su padre, porque se acuerda de cómo
lo conoció en el mercado de Bryant Street, y fue por accidente,
pero aun así algunas veces se pregunta por qué le compra
comida.
Silencio está sentado viendo cómo Ratón y Playboy
consumen, detrás de un puesto vacío que huele a manzanas.
Ratón tiene una pequeña linterna en la boca para poder ver
lo que está haciendo. Esta noche es la negra, y Ratón está
cortando el pequeño tubo de plástico con el cuchillo especial,
ás largo que la hoja. Los tres están sentados en cajas de plástico.
Ratón y Playboy consumen la negra, dos o quizás tres veces
al día. Tres veces la negra, y entonces también tienen que
consumir la blanca. La blanca es más cara, pero con demasiada negra
empiezan a hablar deprisa y, a veces, a ver gente que no está ahí.
Playboy lo llama hablar con Jesús, pero lo de la blanca
lo llama caminar con el rey. Pero no es caminar: la blanca
trae calma, silencio, sueño. Silencio prefiere las noches blancas.
Silencio sabe que compran la blanca de un hombre negro, pero la negra
de un hombre blanco, y
supone que ése es el misterio que representa el dibujo que cuelga
de una cadena sobre el pecho de Ratón: las lágrimas negras
y blancas girando para formar un círculo; en la lágrima
blanca un pequeño círculo negro, y en la negra un pequeño
círculo blanco.
Para conseguir el dinero hablan con la gente, casi siempre en lugares
oscuros, para que así se asusten más. Algunas veces Ratón
les enseña un cuchillo diferente, mientras que Playboy los inmoviliza
sujetándoles los brazos. El dinero está en pequeñas
cuentas de plástico impresas con dibujos que se mueven. A Silencio
le gustaría guardarlas cuando ya no les queda más dinero,
pero no está permitido. Playboy las tira, después de limpiarlas
cuidadosamente. Las deja caer por las ranuras que hay en la calle. No
quiere dejar marcas de dedos. Algunas veces Ratón le hace daño
a la gente, para que digan las palabras mágicas y el dinero salga
de los dibujos que se mueven. Las palabras mágicas son nombres,
letras, números. Silencio conoce de memoria todas las que Ratón
y Playboy han aprendido, pero ellos no lo saben; si se lo dijese, puede que se enfadaran.
Los tres duermen en una habitación de la Misión. Playboy
quita el colchón de la cama y lo pone en el suelo. Playboy duerme
en el colchón, Ratón en la otra parte de la cama, y Silencio
duerme en el suelo.
Ahora Ratón ha cortado el tubo y coloca la mitad de la negra en
el dedo de Playboy. Playboy se ha lamido el dedo antes para que se quede
pegada. Playboy se mete el dedo en la boca y se restriega la negra contra
las encías. Silencio se pregunta cómo sabrá, pero
no quiere hablar con Jesús. Ahora también Ratón se
frota las encías con la negra, la linterna olvidada en la otra
mano. Ratón y Playboy parecen entonces unos payasos, pero Silencio
no se ríe. Pronto querrán consumir de nuevo, y la negra
les da la energía para conseguir el dinero que necesitan. Silencio
sabe que ahora no hay dinero, porque no han comido desde ayer.
Normalmente encuentran gente en los lugares oscuros que hay entre los
grandes edificios, a los pies de Bryant Street, pero ahora Ratón
piensa que la policía está vigilando esos lugares. Ratón
le ha contado a Silencio que la policía puede ver en la oscuridad.
Silencio ha observado los ojos de la policía, cuando pasan en sus
coches, y se ha preguntado cómo es posible que vean en la oscuridad.
Pero esta noche Ratón los ha llevado afuera, al puente donde vive
gente y dice que aquí encontrarán dinero. Playboy ha dicho
que no le gusta el puente, porque sus habitantes son unos pinches; no
les gusta que venga gente de fuera a trabajar. Ratón dice que se
siente con suerte.
Ratón arroja el frasco vacío a la oscuridad, y Silencio
oye cómo golpea contra algo, un pequeño clic.
Los ojos de Ratón están abiertos con la negra. Se pasa la
mano por el pelo y gesticula. Playboy y Silencio lo siguen.
Silencio pasa frente a la bodega por segunda vez, observando al hombre
del abrigo largo; está sentado a la pequeña mesa blanca,
tomando café.
Ratón dice que es un buen abrigo. Mira las gafas del viejo, dice
Ratón: están hechas de oro. Silencio supone que las de Playboy
también están hechas de oro, pero en las de Playboy los
cristales son amarillos. Las del hombre son normales. Tiene el pelo gris
muy corto y profundas arrugas en las mejillas. Está solo, mirando
la taza de café más pequeña que Silencio haya visto
nunca. Una taza de casa de muñecas.
Han seguido al viejo hasta aquí. Ha caminado en dirección
a la Isla del Tesoro. Esta parte del puente es para turistas, dice Playboy.
Hay bodegas, tiendas con escaparates, y mucha gente paseando.
Ahora están esperando a ver qué camino sigue cuando termine
su pequeño café. Si va por el camino de vuelta, hacia Bryant,
será difícil. Si sigue adelante, hacia la Isla, Ratón
y Playboy se alegrarán.
Avisarles cuando el hombre salga es el trabajo de Silencio.
Silencio siente la mirada del hombre cuando pasa por delante de la bodega,
pero el hombre sólo mira a la multitud.
Silencio observa cómo Ratón y Playboy siguen al hombre hacia
la Isla del Tesoro.
Ahora están en el nivel más bajo del puente, y Silencio
continúa mirando hacia arriba para ver el suelo del nivel superior,
ómo la pintura se está descascarando.
Le recuerda a un muro de los suburbios. Aquí no hay mucha gente.
Sólo unas pocas luces. El hombre camina tranquilo. No tiene prisa.
Silencio adivina que el hombre sólo está caminando; no tiene
a donde ir. Silencio siente que el hombre no necesita nada; no está
buscando dinero, no piensa en comer ni en comprar algo. Eso debe ser porque
ya tiene el dinero que necesita para comer o comprar, y por eso Ratón
y Playboy lo han elegido, porque ven que tiene el dinero que necesitan.
Ratón
y Playboy andan al mismo paso que el hombre, pero se mantienen a cierta
distancia. No caminan juntos. Playboy tiene las manos metidas en los bolsillos
de su gran abrigo. Se ha quitado las gafas amarillas, y tiene las ojeras
propias de los que han consumido la negra. Parece triste cuando va a sacar
el dinero que necesita para consumir. Parece como si estuviese prestando
mucha atención.
Silencio los sigue, mirando a veces hacia atrás. Ahora su trabajo
es avisarles si viene alguien.
El hombre se detiene, y mira el escaparate de una tienda. Silencio se
esconde tras un carrito lleno de rollos de plástico, al tiempo
que ve cómo Ratón y Playboy se ponen detrás de otras
cosas, por si el hombre se vuelve. No lo hace, pero Silencio se pregunta
si el hombre está mirando la calle en el cristal. Silencio ha hecho
eso mismo algunas veces.
El hombre no se vuelve. Sigue con las manos en los bolsillos de su largo
abrigo, mirando el escaparate.
Silencio se desabrocha los pantalones y orina sobre los rollos de plástico,
teniendo cuidado de no hacer ruido. Cuando se está abotonando los
pantalones, ve al hombre que se aleja del escaparate, siguiendo el camino
hacia la Isla, donde hay gente que vive como animales, según dice
Playboy. Silencio, que sólo ha visto perros, palomas y gaviotas,
tiene en su cabeza la imagen de hombres con dientes de perro y alas. Cuando
Silencio tiene una imagen en la cabeza, ya nunca se le va.
Saliendo de detrás del carrito, cuando Ratón y Playboy dejan
sus escondites para seguir al hombre, Silencio ve cómo éste
gira a la derecha. Ha desaparecido. El hombre ha desaparecido. Silencio
parpadea, se frota los ojos con los nudillos, y vuelve a mirar. Ratón
y Playboy caminan ahora más deprisa. No se intentan esconder. Silencio
también camina más deprisa, para no perderse, y llega al
lugar donde estaba el hombre. La estrecha espalda de Ratón gira
en esa esquina, detrás de Playboy, y desaparece.
Silencio se detiene. Siente cómo le late el corazón. Avanza,
y mira por la esquina.
Es un lugar en el que se supone que tendría que haber una tienda,
pero no la hay. De arriba cuelgan láminas de plástico. Pedazos
de madera, más rollos de plástico. Ve al hombre.
El hombre está al fondo y mira de Playboy a Ratón, y finalmente
a Silencio. Mira a través de los trozos de cristal redondos. Silencio
siente lo inmóvil que está el hombre.
Playboy camina hacia él, pisando la madera y el plástico.
Playboy no dice nada. Aún tiene las manos en los bolsillos del
abrigo. Ratón no se mueve pero está preparado; saca el cuchillo
de donde lo guarda y lo abre, y mueve levemente la muñeca como
cuando practica, dejando que el hombre lo vea.
La cara del hombre no cambia cuando lo ve, y Silencio recuerda otras caras,
y cómo cambiaban cuando veían el cuchillo de Ratón.
Playboy baja ahora de la última de las maderas, sacando las manos
para agarrar al hombre por los brazos, y darle la vuelta. Así es
como se hace.
Silencio ve que el hombre se mueve, pero muy poco, o al menos así
parece.
Todo se detiene.
Silencio sabe que ha visto la mano izquierda del hombre introducirse en
el largo abrigo, que antes estaba abotonado pero que ahora ya no lo está.
Pero de algún modo no le ha visto sacar la mano, y aun así
lo ha hecho. El hombre tiene un puño contra el pecho de Playboy,
justo en el centro. Apretando el pulgar contra el abrigo de Playboy. Y
Playboy no se mueve. Los brazos alzados se han detenido, casi tocando
al hombre, con las manos abiertas.
Y entonces Silencio ve cómo las manos de Playboy se cierran sobre
la nada, y después se abren. La mano derecha del hombre empuja
a Playboy, la estrecha cosa negra le sale del pecho, Silencio se pregunta
cuánto tiempo lleva allí escondida, y Playboy cae de espaldas
sobre la madera y los rollos de plástico.
Silencio escucha a alguien decir pinche madre y es Ratón.
Cuando Ratón consume la negra y pelea es muy rápido y no
sabes lo que va a hacer; lastima a la gente y después se sacude,
riendo, y tomando aire por la boca.
Ahora pasa sobre los rollos de plástico como si volase, con el
cuchillo resplandeciendo en la mano, y Silencio ve la imagen del hombre
con dientes de perro y alas, y los dientes de Ratón son así,
y sus ojos de serpiente se abren de par en par.
Y la cosa negra, como un largo y mojado pulgar, atraviesa el cuello de
Ratón. Y todo se detiene de nuevo.
Entonces Ratón intenta hablar, y la sangre le llega a los labios.
Intenta atacar con su cuchillo al hombre, pero el cuchillo sólo
corta el aire, y los dedos de Ratón ya no pueden sostenerlo.
El hombre saca la cosa negra de la garganta de Ratón. Ratón
se balancea sobre sus débiles rodillas, y
Silencio piensa en Ratón cuando consume demasiada blanca, y después
intenta andar. Ratón levanta las manos para taparse ambos lados
de la garganta. La boca se mueve, pero no salen palabras. Uno de los ojos
de serpiente de Ratón cae al suelo. El ojo que hay detrás
es redondo y marrón.
Ratón cae de rodillas, con las manos aún en la garganta.
Alza hacia el hombre un ojo de serpiente y un ojo marrón, y Silencio
siente que miran desde diferentes distancias, viendo cosas diferentes.
Entonces Ratón hace un pequeño y débil sonido con
la garganta, y cae de espaldas, aún de rodillas, quedando tumbado
sobre la espalda con las rodillas separadas y las piernas retorcidas hacia
atrás, y Silencio observa que los pantalones grises de Ratón
se ponen oscuros entre las piernas.
Silencio mira al hombre. Que lo está mirando.
Silencio mira el cuchillo negro, y cómo descansa sobre la mano
del hombre. Siente que el cuchillo sostiene al hombre. Que el cuchillo
puede decidir moverse.
Entonces el hombre mueve el cuchillo. La hoja es casi cuadrada, como si
le hubiesen roto la punta. Sólo se mueve un poco. Silencio comprende
que esto quiere decir que debe moverse.
Da un paso al lado, para que el hombre lo vea.
La punta vuelve a moverse. Silencio entiende.
Acércate.
Traducción de Darío Aguilar Pereira