Greg Egan - Oceánico: A los que aún creen que la ciencia ficción es lo que Hollywood nos ofrece bajo ese rótulo, o para los que se quedaron en Asimov, Bradbury y Clarke, este libro les resultará desconcertante, ya que se van a encontrar con un autor que utiliza una base científica muy sólida (y bastante compleja por momentos) para explorar temas metafísicos como la existencia, la experiencia religiosa, el libre albedrío, etc.
Este volumen (el primero de las Ediciones Cuásar de Luis Pestarini) recopila tres novelas cortas: Oceánico, Oráculo y Singleton. La primera de ellas es quizás la más amable con el lector no entrenado en ciencias ya que ese aspecto está más disimulado por las características del escenario del relato: En el planeta Promisión viven unos seres humanos modificados genéticamente, cuyo recuerdo de su origen está convertido en el mito fundante de la religión de la Diosa y Su hija Beatriz. Esta religión es, a su vez, una mutación muy irónica de un cristianismo de corte evangélico con elementos científicos "duros". La historia nos cuenta la experiencia mística del narrador cuando adolescente y toda la evolución (y las crisis) que sufre su pensamiento a partir de ese contacto con la divinidad, pero Egan no se queda en lo anecdótico (como otro escritor más convencional hubiera hecho) sino que va más allá, ensayando diversas respuestas a la pregunta "¿Por qué creemos en lo que creemos?" y cómo compatibilizar dos creencias o dos saberes antagónicos en un mismo modo de pensar.
Oráculo transcurre en una Inglaterra alternativa de fines de los 40 y principios de los 50 en la que un científico y un escritor cristiano (unos apenas disimulados Alan Turing y C. S. Lewis) van trenzándose en sucesivos debates sobre los límites de la técnica y el progreso, la razón, la fe y las elecciones personales. Si el lector posee conocimientos de matemática, lógica, filosofía y mecánica cuántica supongo que encontrará muchos más atractivos en este relato que aquel que es lego en esas materias, sin que esto signifique que la ignorancia resulte un escollo insalvable para disfrutar de la novela.
Los postulados científicos sobre los que se apoya Singleton no son nada fáciles de seguir (pero tampoco es algo que una lectura atenta no logre solucionar). Sin embargo, de los tres relatos es el más fascinante en lo filosófico ya que se pregunta qué es ser una persona y lleva al extremo la idea de ser "uno mismo" en una inteligencia artificial encarnada en una niña que es siempre invariable y coherente consigo misma, sin importar las múltiples realidades cuánticas ("universos paralelos", para ponerlo en términos más convencionales) que se originan en cada decisión que tomamos.
La edición es notable, teniendo en cuenta de que está hecha a pulmón y no hay una maquinaria editorial detrás. Las traducciones de Claudia de Bella y Luis Pestarini son muy buenas y el volumen incluye mucha información sobre Greg Egan, ya sea en el ensayo de Pestarini que funciona como prólogo o en la bibliografía que cierra el libro.
En síntesis, un libro que vale la pena leer y un escritor que vale la pena descubrir.

Saurio