Comer japoneses está mal

Ilustró Saurio

Comer japoneses está mal
Guido Eekhaut

Tal vez tenga algo que ver con la dieta tradicional japonesa que mayormente seguimos. Arroz, pescado crudo, verduras crudas, fideos, sopa de miso y el sake ocasional. Una dieta saludable, una bajo la cual, al menos los que pertenecemos a cierta generación, nos hemos criado. Y están también los buenos genes. Los genes son parcialmente responsables del por qué tantos japoneses permanecen saludables hasta bastante avanzados los ochenta. Excepto aquellos que se atiborran con comida rápida occidental. Hay una buena cantidad de McDonald’s y Burger King en las ciudades japonesas. Ni que decir de los Pizza Huts. Carne roja de origen incierto y más grasa animal de lo que es sensato. Los jóvenes se tientan. Ellos no siguen tanto la dieta de sus mayores.

La cosa es que no nos comemos a nuestros mayores. Queremos que nuestra carne sea joven. Tratamos de llegar a un acuerdo con ellos cuando están en la veintena. A principios de la treintena como mucho. No después de los cuarenta, de todos modos. Cuarenta es como una especie de límite. ¿Por qué vamos a conformarnos con menos que lo mejor?

La otra cosa que necesitás saber antes de que sigas leyendo es que aún no hay ninguna ley en contra. No en Japón, no en la Unión Europea. Tampoco en el Reino Unido, o en la República Escocesa. El consumo de carne humana no es una ofensa criminal. Las autoridades te pueden agarrar por algún otro tecnicismo. Asesinato, o al menos homicidio, que es probablemente lo más correcto. Excepto que nadie muere. Nadie es carneado. Es cómo un procedimiento médico. No se hace ningún daño real y ciertamente ninguno permanente. Y, como dije, no hay ninguna ley en contra.

Excepto en los Estados Unidos. Si comés carne humana mientras residís en EE.UU. te exponés a una condena de veinte a perpetua. Una ofensa federal si cruzás el límite estatal durante el proceso digestivo. Son muy rigurosos los americanos. Muy estrictos con este tipo de cosa. La vida es sacrosanta para ellos, excepto que permiten que la gente porte armas y que todos los días tengan algún tipo de masacre que ya ni siquiera llega a las primeras planas si no hay por lo menos media docena de víctimas.

Los americanos son raros en el tema de comer carne. Tienen esa obsesión con los zombis. Un montón de ellos creen que se viene un apocalipsis zombi. Es por eso que acumulan armas y comida. No esperes un juicio justo cuando te atrapan consumiendo humanos. Te conviene evitar el suelo de EE.UU.

Alemania está bien. Ellos ya tuvieron este caso. Un joven japonés que quería consumir carne humana. Era su obsesión. Puso un aviso en el diario mientras vivía en Alemania. Encontró a otro joven, un estudiante, que aceptó el desafío. Se ofreció como voluntario para morir, así el japonés podía comer su carne. La policía arrestó al japonés pero los jueces tuvieron problemas. La muerte voluntaria en manos de otra persona no es asesinato. Comerse los restos no estaba siquiera mencionado en ningún código de leyes. Lo encarcelaron por homicidio involuntario, que nuevamente es el término correcto, creo. Le tocaron cinco años en reclusión solitaria. No querés poner a un hombre que probó la carne humana con el resto de la población carcelaria. No por su seguridad personal. Salió a los tres años por buena conducta. Como si tuviera otra opción estando en soledad. Regresó a Japón y al anonimato.

Esto fue antes de que los chinos inventaran y comercializaran Regenerado®. Luego de eso, bueno, las cosas cambiaron drásticamente.

En primer lugar, nadie lo siguió llamando canibalismo.

Pero sigue siendo ilegal en los EE.UU. Están fastidiados porque los chinos lo desarrollaron primero, supongo. Quieren permanecer en la cima, hablando tecnológicamente, pero tienen que darse cuenta de que los jóvenes emprendedores e inventores de Asia son mejores que ellos. Y más baratos. Así fue que en las últimas dos décadas los chinos desarrollaron un montón de nuevas tecnologías y los americanos tienen un montón de razones para estar fastidiados.


Aquí es donde trabajo, en un lugar un poco al norte de Tokio. Podés llamarlo un centro médico. Ese sería el punto de vista antiguo pero en cierto modo eso es lo que es. Básicamente toda la cosa funciona con prácticas médicas. Todo se hace con robo-cirujanos hoy día, los especialistas humanos supervisan los procedimientos. Las máquinas son chinas pero los doctores son japoneses. Aún con un sesenta y cinco por ciento de la población por encima de los ochenta nos resistimos a la inmigración. El estado está presionando a los jóvenes a reproducirse como conejos (incluso tienen una mascota del proyecto: un conejo esponjoso, blanco y de nariz roja) pero muchos de ellos permanecen solteros. Solteros y sin hijos. Dos o tres décadas más y estas islas van a estar despobladas, sus ciudades más pequeñas abandonadas. Ahí tenés al auténtico apocalipsis zombi. Y sin un Brad Pitt que salve las papas.


Existe un mercado vigoroso para los jóvenes y su carne. Los precios son altos, muchos de los proveedores están haciendo buenas ganancias. Los riesgos son bajos para aquellos que proveen del producto y la recuperación casi siempre lleva de una a dos semanas. Los viejos consumen a los jóvenes, en más de una única forma. Eso es lo que es, básicamente. Pero los jóvenes tienen planes propios. No se van a quedar en Japón, eso está bien claro. La mayoría de ellos acaparan su dinero para pagar una carrera futura en otra parte. En la vieja y derruida Europa, o en los reaccionarios y menos amistosos Estados Unidos. China e India están fuera, así como la mayoría de los territorios del sudeste asiático. A ellos no les gustan para nada los japoneses. Hay un puñado de razones históricas para ese rechazo que no voy a mencionar. Hacé tu propia investigación.

Yo estoy a cargo del departamento de extracción de esta instalación. Estudié para ser cirujano y médico clínico. Paga mejor que visitar a domicilio a los ancianos. Al no ser ni joven ni viejo ambos lados de la división desconfían de mí. Los jóvenes me ven como una especie de vampiro mientras que los viejos –al menos los que no pueden pagar la carne– me ven como, bueno, también como un vampiro. Los que son mis clientes, los ricos, bueno, ellos no me ven de todos modos.

Sin embargo hay algo que sé: los jóvenes de hoy pronto van a ser los viejos y no va a haber literalmente nadie que se encargue de ellos. Tampoco va a haber nadie a quien consumir pero supongo que toda esta moda va a dejar de serlo con esta generación.

Mientras tanto tengo un trabajo con un sueldo digno que me permite vivir en un departamento en el centro de Tokio, no muy lejos de la planta y a una distancia equivalente de un parque. Suelo encontrarme con un montón de gente joven pero cada vez más se han ido transformando en una especie alienígena para mi. Casi tan extraños como los estadounidenses. El dinero, eso lo entiendo. Necesitan conseguir un montón para asentarse en otra parte. Cualquier otra cosa es una prueba de la creciente grieta entre su generación y la mía. Siempre ha habido una grieta. Pero esta es una de una naturaleza muy fundamental.


El producto tiene que tener un origen japonés. La generación de los ancianos es muy inflexible. No les gusta lo importado, no les gusta nada que haya sido tocado por manos extranjeras. Hay unas pocas excepciones, como los BMW y los Mercedes, pero al menos son autos y están hechos en Alemania. Apple también está bien, dado que los productos que venden en Japón se ensamblan en el país.

Al principio estaba el problema de que Regenerado era chino. Los jóvenes pueden haberlo olvidado pero para la generación de los ancianos China todavía es percibida como el enemigo, incluso por aquellos que nacieron después de la guerra. Excepto algunos centenarios, pero ellos no recuerdan nada. Me refiero a la guerra del ’37-’38, no a la guerra contra los americanos.

Pero, por supuesto, la economía y el dinero triunfaron sobre los sentimientos nacionalistas. Regenerado fue aceptado y ahora tiene oficinas en todas las grandes ciudades de Japón. Nuestra instalación no es propiedad de ellos pero usamos su instrumental y procedimientos. Es como una empresa mixta y parcialmente está formada por capital japonés de inversores japoneses. Lo que la convierte en aceptable para el público en general. Sin embargo, la mayoría del dinero todavía se va al exterior.

Las sectas religiosas todavía se oponen. Los verdaderos pirados, esos que ven a los dioses como la única posible fuente de inspiración para el pensamiento y la acción. Han hecho piquetes frente a las clínicas y oficinas de Regenerado y han enviado amenazas de muerte. Dos cartas bombas fueron interceptadas por la policía y un fanático fue arrestado tratando de entrar con un cuchillo en su bolsillo. Invocan al apocalipsis pero pocos fuera de sus pequeños círculos les prestan atención.

Procesamos alrededor de una docena de proveedores por semana. Tenemos otro nombre para ellos, pero es en una jerga chino-japonesa y ustedes no entenderían las connotaciones en ninguno de los dos lenguajes. Básicamente, los llamamos huevos. Tiene un significado muy especial pero nada halagador en el sur de China. Sigamos llamándolos carne. No comida. Esa palabra sería tabú en este contexto. Sólo te estoy ayudando a evitar errores vergonzantes.

Sí, también tenemos clientes del extranjero. Se supone que no tenemos que hablar con ellos. Ni siquiera se supone que mencionemos sus nacionalidades en los documentos, pero por supuesto sus nombres y sus direcciones son reveladoras.
Americanos, la mayoría de ellos.

Vienen a Japón debido a sus propias leyes estrictas en relación al consumo de humanos. Si lo hacen fuera del territorio de los EE.UU. las autoridades del país no intervienen. Aquellos que vienen son los pudientes. El llamado uno por ciento. O el cero coma uno por ciento. Hace unas pocas décadas iban a hacerse operaciones de cambio de sexo en Tailandia. Ahora es esto. Alguien va a proveer cualquier servicio si es que hay suficiente demanda.

Y están también los proveedores. Por ejemplo, esta chica. Una joven mujer, mejor dicho. Es una proveedora regular. Esta es su séptima vez con nosotros. No es un récord pero está en camino. Usualmente extraemos de los músculos grandes. No más de dos kilos, normalmente menos. Esto le deja al paciente (llamémoslos pacientes) cerca de dos semanas de recuperación. Dos kilos de carne es mucho, para los que consumen. Y hay límites, para contrarrestar el mercado negro. Lo más que un cliente puede comprar por mes son doscientos gramos. Llevamos un registro estricto al respecto. Eso equivale a un churrasco bastante pequeño.

Esta chica –llamémosla Joy– tiene los hábitos correctos. Va al gimnasio varias veces por semana y es muy particular con lo que come y bebe. Casi nada de grasas animales y nada de alcohol. Le sacamos carne de su nalga izquierda la segunda vez que vino. Pero nos pidió que no usáramos más sus nalgas. Así que nos limitamos a sus muslos. Tiene unos muslos bien desarrollados. En un año o dos todo va a terminar para ella. Regenerado hace maravillas pero en cierto punto el cuerpo humano llega a un límite. Y lo mismo pasa con la psiquis. Para ese entonces ella habrá ganado lo suficiente para irse al extranjero.

Algunas chicas ofrecen sus tetas. Normalmente no usamos tetas. Exactamente no sé por qué. Es una regla implícita. Hay mucha materia grasa en una teta bien desarrollada pero probablemente esa no sea la razón principal. Puede ser un asunto de ética. Sí, ya sé, esta profesión y las consideraciones éticas no son lo que uno diría una buena combinación. Creo que no hacemos tetas porque son demasiado específicamente humanas. Muy pocos animales las tienen. Las vacas tienen ubres pero no son tetas. Y nadie come ubres.

Joy ha vuelto. Lo que sé de ella es por haber leído su archivo. No es mucho. Solo recolectamos información básica, aunque necesitamos un trasfondo médico detallado. A veces la gente viene por primera vez y necesitan dinero rápido, por lo que suponen que les vamos a pagar bien por un kilo de carne, inmediatamente , sin hacer preguntas. Generalmente no se dan cuenta de que necesitamos hacer detallados exámenes médicos. Cualquier enfermedad, cualquier mal uso de sustancias prohibidas o, incluso, medicinas y estás fuera. ¿Fumador? Fuera. Necesitamos a los jóvenes y a los sanos. A todos los demás les decimos que se abstengan.

Joy es las dos cosas. Joven y Sana. Ella es mi paciente preferida. Paso más tiempo con ella que con otro paciente. Necesito mantener una distancia profesional pero esta es una profesión muy íntima.

Ella nunca pregunta qué sucede con su carne. Casi nadie lo hace. Sería considerado malos modales hacerlo. Como si quisieras saber quién recibe tus órganos. Pero en ese caso estarías muerto y no te importaría. Incluso si preguntara yo no se lo podría decir. Existe una división de responsabilidades. Yo veo a los pacientes, superviso las extracciones y hago arreglos para el seguimiento en nuestra clínica. Otra persona recoge el producto y lo vende.

Joy está en la sala de espera. Viste unos jeans, un top naranja brillante y zapatillas. Tiene un auricular en la oreja y su mirada no tiene foco por lo que asumo que está leyendo algo en sus lentes. Los libros ya fueron pero el texto sigue de moda para estos jóvenes. Están listos y dispuestos a aprender sobre el mundo que pronto pasará a sus manos. Estas islas serán abandonadas, un asilo para los viejos y necesitados. Mi generación no tendrá carne con la que darse banquetes.

Pero, al fin y al cabo, no creo estar interesado en eso. Van a haber otros problemas que resolver. Puede que no tengamos mucho de qué comer a menos que nos las arreglemos para tener granjas completamente automatizadas. Estamos llegando a eso, pero todavía no las tenemos. Va a ser una carrera contra el tiempo y una posible extinción. La despoblación se aproxima en el Imperio del Sol Naciente.

Y también para Europa. Están avisados.

Joy no se va a molestar por eso. Su futuro es el de una inmigrante. Le pregunté en una forma indirecta adónde quería ir. Ella está interesada en Italia y está leyendo sobre el tema. Estudiando el lenguaje también. Italia. Podría elegir peor, por lo que yo sé. Nunca estuve allí. Nunca estuve en ninguna parte.

Pero ella es japonesa. ¿Será bienvenida en Italia?

Esta vez está vendiendo un pequeño pedazo de su muslo izquierdo. La llevo a la sala de bioperaciones y le examino la pierna. No hay cicatrices de la última vez, lo que significa que ella está sana, como siempre. Podés darte cuenta cuando se empieza a formar tejido cicatrizado que el Regenerado dejó de ser de utilidad. Para ese entonces le digo a la paciente que hay tiempo para una última extracción pero que ya cierro el archivo de ella. O él.

Usualmente lo aceptan sin quejarse. Lo saben. No se aferran a lo imposible. Sus cuerpos les dicen que la cosa tiene que terminar.

La sala de bioperaciones usualmente está lo suficientemente cálida para que el paciente se desvista. Sin embargo Joy tirita. Le pregunto si necesita que suba la temperatura. No hay necesidad, dice, ella va a estar bien en un momentito.

Controlo su pulso y temperatura, conecto la máquina, no veo nada fuera de lo ordinario en la pantalla. Marco el área de la cual el robocirujano va a extraer el músculo. Ella ya está sobre la camilla, desnuda excepto por una sábana celeste grisáceo sobre su torso y vientre. Se afeitó el vello púbico. ¿Lo hizo para la operación? No había necesidad de hacerlo. Tal vez ella lo hizo por mí.

Se supone que ella no es otra cosa que una paciente.

La máquina la seda, pero antes de caer dormida me mira y toma mi mano. Nunca lo hizo antes. Quiere ser consolada, y yo puedo vivir con ello. Ella está totalmente sola aquí. No tengo idea si tiene familia o pareja. No recogemos ese tipo de información. Sólo hay un número de teléfono, por las dudas. Todavía nunca tuvimos que usar uno de esos números de teléfono.

Ahora ella sueña. Dejo su mano y doy un paso atrás.

La máquina entra. Las luces bajan. Dejo la sala de bioperaciones y me retiro a la plataforma de observación.


Unas horas más tarde voy a ver cómo se recupera. Todavía está pálida y grogui pero sonríe. Otra extracción exitosa. Puedo escribir mi informe final y cerrar por hoy la oficina. No tengo adonde ir excepto a mi departamento así que no estoy apurado. Ella no va a estar sola esta noche: otros dos pacientes están en recuperación y está esta máquina que los vigila. Si algo sale mal se hace una llamada de emergencia y el personal médico puede estar en el lugar en cinco minutos. Nunca nada salió mal con la gente luego de una extracción. Nos aseguramos que sea así.

El presidente norteamericano está en las noticias. Quiere que los rusos se vayan de Grecia y Hungría. Como si lo fueran a hacer. Más cerca de casa, una secta religiosa amenazó con castigar a los tecnócratas que ignoran el poder de los dioses. Sus palabras. Hace un mes trataron de matar al director de la Academia Nacional de Ciencias pero fallaron.

A la mañana siguiente Joy está despierta y hambrienta, pero va a tener que esperar hasta el mediodía para una sopa. La máquina indica que está sanando bien. Me doy cuenta de que su carne ya consiguió comprador y está en viaje a un destino desconocido para mí.

No hay otra cirugía planeada para hoy, así que tengo algo de tiempo libre, el cual uso para explorar los manuales de Regenerado. Tenemos que mantenernos al día con los nuevos desarrollos y las actualizaciones de la máquina. Pronto este tipo de información nos será implantado. Demasiado progreso técnico se está haciendo. Algún día yo podría volverme obsoleto, luego de que me reemplacen por una nueva máquina. La ley todavía estipula que al menos un cirujano humano esté presente en cualquier tipo de operación, por lo que aún no me preocupo. Pero las leyes cambian. Y la gente se vuelve redundante.

¿Qué voy a hacer entonces? Pronto voy a entrar en la mediana edad. Voy a entrar a ese largo e indefinido periodo de la vida de uno que ya no cuenta como juventud pero tampoco como vejez. Voy a ser inempleable, aunque aún podría encontrar trabajo en un geriátrico, entreteniendo a los residentes. No voy a seguir siendo médico, ya que ese trabajo será hecho por alguna máquina. Ciertamente soy muy viejo para vender mi carne, eso denlo por seguro.

Al día siguiente dos pacientes vienen. Una es una proveedora regular, una mujer de casi cuarenta pero en perfecto estado, fuerte, musculosa, sana. El otro es un hombre joven que nunca antes vi. Está un poco flaco en lo que respecta a Regenerado. Superviso el examen de la mujer y ella lo pasa sin problemas. Tenemos un cuarto preparado para ella, dado que va a ir a cirugía esta misma tarde.

El joven me observa con la mirada perdida cuando le hago las preguntas habituales. Lo monitorea la máquina, a modo de precaución. Más tarde, le pido que espere en la sala. Parece preocupado, pero de todos modos espera. Supongo que es uno de los que viene atraído por la promesa de dinero fácil.

La máquina tiene dudas. Probablemente él sea mentalmente inestable, pero sus bioresultados están limpios. Es uno de los nuestros. No nos va a dar dos kilos pero cualquiera sea la cosecha está bien para nosotros.

Le pido que espere, ya que estamos ocupados con la otra paciente. Hace de cuenta de que lee una revista, asiente, vuelve a poner su atención en la revista.

Se prepara a la mujer mientras charlo con ella. Esta es su cuarta vez. Sabe que muy posiblemente sea la última. Empezó tarde en su vida, se da cuenta. Dejo que la máquina se ocupe de ella. La voy a ver en la sala de bioperaciones muy pronto.

Vuelvo a la sala de espera. El joven me espera, con la mirada fija en la pared que tiene enfrente. Es del barrio, vive a tres cuadras de esta instalación. Comprobé su identidad, nada incorrecto en ese aspecto. Trabaja para una compañía de software, un trabajo poco cualificado. Un trabajo sin salida. Eso es lo que pienso. Necesita el dinero, quizás quiere comprarse una moto o algo por el estilo.

Lo acompaño. Su cuerpo es más frágil de lo que pensé. Vamos a cosechar medio kilo, con suerte. Es decepcionante, pero ocasionalmente nos toca gente como él. Le digo cómo son las cosas. Debería comer mejor, entrenar más, lo que sea, si es que quiere regresar aquí. Asiente. Firmó con su huella digital todos los documentos, está listo. La máquina se ocupa de él, lo habitual. Antes de ir a la sala de bioperaciones y de la extracción se les da una sustancia química, la poción mágica, propiedad de Regenerado. Sin ella, nada se regenera. Incluso pueden morir. Pérdida de sangre, shock, lo que sea. Regenerado asegura que nada de eso suceda. Sería malo para el negocio.

La mujer atraviesa el procedimiento sin incidentes. Luego de que se despierta la escolto hasta la sala de recuperación, donde se une a los otros pacientes.

Luego la máquina transporta al joven a la sala de bioperaciones.

Entro a la sala de bioperaciones.

Es en ese momento en el que las cosas empiezan a salir mal.

Muy mal.


Su cuerpo es pálido, extrañamente pálido, incluso bajo las luces. La tela celeste grisácea casi no cubre nada. Veo la mayor parte de su cuerpo. Solo su pecho y hombros están cubiertos. Eligió el muslo, obviamente. Su ingle está expuesta. No tiene vello púbico y su pene es pequeño y marchito. Usualmente no tienen una erección en estas circunstancias. ¿La tendrían ustedes? Supongo que no. ¿Pero él? Un pene realmente pequeño. Me da lástima.

La máquina comienza a trabajar sobre él. Tubos en sus brazos y otro tubo listo para sus pulmones. Lo usual. El procedimiento estándar.

Me mira. Su mirada ya no está vacía. Su ojos están… ¿qué puedo decir sobre ellos? ¿Llenos de intenciones? ¿Llenos de significado? Como si recién ahora entendiera por qué él está acá.

Como si se hubiera despertado de un sueño distante.

No debería haberlo aceptado. Medio kilo de carne. No nos era necesario.

Y entonces lo veo suceder.

Es como si su piel se moviera. Como si hubiera otra cosa viva en él, bajo esa piel.

La máquina emite un pitido, alarmada. No puedo recordar haberlo escuchado antes. Nunca antes tuvimos un problema con un paciente en la sala de bioperaciones.

No se nos va a morir este tipo, es lo primero que pienso, concentrado en el monitor de la máquina.

Recién entonces realmente veo lo que sucede.

Doy un brinco hacia atrás.

Su piel repta, gotea, se desliza.

Está esa cosa en la mesa de operaciones donde hace apenas tres segundos había un ser humano.

Ahora es una...

Manoteo detrás mío, ciegamente. Sé que hay muy poco tiempo. No sé lo que sucede, pero mi instinto me dice que, sea lo que sea, tengo muy poco tiempo.

Abro la puerta, salgo al pasillo, cierro la puerta.

Adentro sólo está la máquina y a ella no le importa que la abandonen.

A través del vidrio de la puerta veo lo que ocurre con el cuerpo del joven. Oprimo el gran botón rojo junto a la puerta. Una sirena empieza a sonar. Abandono el pasillo a través de una segunda puerta, que cierro también detrás mío.


Cuatro horas más tarde los hombres con sus trajes protectores abandonan el edificio a través de una tienda de descontaminación. Los cinco. Buscaron por todo el lugar. Qué cosa, no lo sé. Lo que sea que le haya sucedido al joven no dejó mucho de él.

Todos los pacientes salieron sin problemas. Eso porque reaccioné así de rápido. De otro modo ninguno de nosotros hubiera sobrevivido. Los llevaron a hospitales, donde los van a examinar. Más tarde los van a enviar a otra instalación como esta.

El policía de más rango que está a mi lado sacude su cabeza. Era de esperar, dice. Ellos van a intentar de todo para detener el progreso. Mala suerte para usted que hayan elegido este lugar. Nos agrada que todos hayan salido con vida.

Ellos son una especie de grupo religioso. Una conspiración. Son muy activos en internet, desde hace dos años que protestan contra las instalaciones y centros científicos chinos. Quizás sean los que están detrás del intento de asesinato del director. Como sea, son los principales sospechosos. Eso es lo que los diarios van a escribir, lo que se va a decir en internet, lo que la gente va a creer.

No estoy convencido de que nada de esto se acerque remotamente a la verdad. Yo vi lo que pasó en la sala de bioperaciones. No hay manera de explicar lo que pasó allí. El modo en el que el joven engañó a la máquina. El modo en el que me engañó hasta último momento. Y lo que ocurrió con su carne. Algo me dice que no hay manera que algún grupo religioso o lo que sea tenga acceso a esta clase de cosas, sea lo que sea. Esta clase de tecnología destructiva. Oh, nosotros tuvimos también nuestra porción de locos religiosos en el pasado. Por su causa no perdonan ninguna vida. Pueden haber encontrado la forma de transformar un cuerpo humano en una bomba de tiempo biológica pero lo dudo mucho. No es la clase de cosa que pueden hacer en un laboratorio casero un puñado de aficionados.

Algo más está pasando.

Después de todo este tiempo, esta es la primera vez que Regenerado falla.

Así es como lo veo yo.

Toda la cosa se está volviendo contra nosotros. Se nos rebeló.

Pero no le voy a decir a nadie lo que pienso. Voy a visitar a Joy en el hospital ni bien pueda. Quiero asegurarme que está bien. Quiero asegurarme que está sanando correctamente. Luego de eso, la voy a convencer de que no use más Regenerado. Ella tiene un futuro. Su carne tiene un futuro, Su futuro, no el de un invento chino.

Y yo, yo también tengo un futuro. No con Regenerado, eso es seguro. Los voy a evitar como… bueno, como la plaga. Porque, tal vez, sea en eso lo que se está transformando.

De algún modo voy a encontrar algo sensato que hacer con mi vida.




[tradujo: Saurio]

Guido Eekhaut nació en Leuven, Holanda, en 1954. Escribe novelas y cuentos policiales, de ficción especulativa y fantasía (aunque en un estilo muy particular). También es periodista y futurista. Publicó más de cuarenta libros en media docena de idiomas (mayormente en holandés). Tiene un sitio personal además de estar en Facebook, Twitter y Linkedin, como corresponde.