Que en el egocéntrico mundo del rock una banda haya decidido hacer del más absoluto anonimato su bandera y sostenerla por más de 40 años es algo que sorprende a más de uno, pero, bueno, así son los Residents, sorprendentes, extraños, imposibles de clasificar.
Their early years
Cuenta la leyenda (la leyenda que ellos quieren que se cuente) que allá por el 68 cuatro (o quizás cinco) adolescentes de Shreveport, Louisiana (EE.UU.), hartos de la chatura mental sureña partieran rumbo a los dorados horizontes de la California hippie. Pero, a diferencia de otras historias similares, esta no transita los remanidos caminos del Flower Power sino que se interna por los senderos freak que estaban empezando a marcar los baquianos Zappa y Captain Beefheart, claro que con un desparpajo que preanuncia al punk: a diferencia de estos dos músicos los proto-Residents apenas sabían tocar sus instrumentos (o eso es lo que ellos quieren que nosotros creamos). Pero esta deficiencia la suplen con su frescura y con su fascinación con las nuevas tecnologías de grabación, se van afianzando en el uso del estudio como instrumento y muy pronto sus extraños experimentos comienzan a cobrar una cierta notoriedad en el circuito under. Una copia de estas cintas llega hasta Inglaterra, la escucha un ignoto guitarrista de blues llamado Phillip Lithman (luego conocido como Snakefinger) quien, según la leyenda, parte inmediatamente rumbo a California en busca de estos muchachos (que aún no se llaman The Residents), llevando consigo al "Misterioso N. Senada", un compositor de vanguardia al que había conocido en un bosque de Bavaria.
¿Quién es N. Senada? Nadie lo sabe (aún), probablemente sea un personaje ficcional aunque muchos apuestan que se trata de Harry Partch, un compositor norteamericano cuya música se parece mucho a la de los Residents. Otros candidatos son John Cage y Captain Beefheart, quizás N. Senada sea una mezcla de los tres, quizás N. Senada sea una persona real, no se sabe. Pero lo cierto es que sus teorías son las que terminan definiendo la música de The Residents. Una de ellas, la Teoría de la Oscuridad se basa en el hecho de que un artista trabaja mejor si no tiene presente la posibilidad de que su obra llegue alguna vez a ser pública. Y la otra teoría, la de la Organización Fonética dice que el músico debe encontrar primero los sonidos que desea y luego, a partir de ellos, construir la música (en equivalencia a la fonética del lenguaje, el cual es una agrupación de sonidos que luego devienen en significado).
Entusiasmados, en 1971 los amigos graban un demo que envían a Hal Halverstadt, el ejecutivo de la Warner que había descubierto a Captain Beefheart. El demo (conocido como el Warner Brothers Album) es devuelto e, involuntariamente, bautiza a la banda: como no habían dado ningún nombre, el sobre es enviado a "los residentes" del 20 de Sycamore St.
Meet the Residents
Y aquí comienza la "verdadera" historia de The Residents. Forman su propio sello grabador, Ralph Records, en la Navidad de 1972 editan un set de dos simples (Santa Dog) y unos meses después aparece su primer LP, Meet the Residents, cuya tapa ya es un manifiesto de las intenciones de estos muchachos: Es, simplemente, la de Meet the Beatles con las caras de los Fab Four salvajemente retocadas. Y la música no se queda atrás: canciones en las que la ironía, la libertad y la desprolijidad son los ejes estéticos con instrumentos deformados siguiendo melodías obsesivas y estúpidamente simples sobre bases rítmicas imposibles, sampleos primitivos y efectos de sonido.
Pero además este álbum hace pública y afianza lo que ya era una de sus características principales: el anonimato. Porque de los Residents no se conoce nada, ni nombre, ni rostro, ni sexo. Nada. Lo más parecido a una identidad que tienen son las máscaras de globo ocular con galera que aparecieron en la tapa de Eskimo (1979) y que, muy a su pesar, se convirtieron en la imagen de la banda. El anonimato de los Residents bien podría ser uno de los tantos golpes de efecto que el rock acostumbra dar. Sin embargo no es así, se apoya en un equivalente musical de la famosa "muerte del autor", es decir, los Residents intentan separar la obra de la vida privada de quien la creó, que sólo el producto estético sea el juzgado. También, coherentemente con el postulado de Lautremont de que "la poesía debe ser hecha por todos" con el que varias vanguardias se embanderaron, Homer Flynn (uno de los voceros de la banda, quizás un integrante) afirmó cierta vez que "Todo el que ha colaborado con los Residents es un Resident".
Coincidiendo con su lanzamiento en el terreno de lo musical, los Residents estaban abocados en otro gran proyecto, Vileness Fats, una película en blanco y negro con una estética muy similar al cine expresionista alemán que narraba el triángulo amoroso entre una princesa india inmortal y un enano manco y esquizofrénico. Este proyecto, que los iba a tener ocupados por cuatro años, finalmente fracasó pero les sirvió para desarrollar un conocimiento del medio audiovisual que se los convertiría en pioneros del videoclip (de hecho, sus producciones forman parte de la colección permanente del MoMA de Nueva York).
La prensa punk de fines de los 70 los "descubre" y los Residents ganan notoriedad (su deforme cover del "Satisfaction" stone llegó a ocupar el primer puesto del chart new wave norteamericano en 1978 y varios de sus videos aparecieron en la recién nacida MTV). Surge entonces la Cryptic Corporation, que se ocupa de los negocios de la banda. Así Ralph Records crece y se dedica a editar a otros artistas además de los Residents, como Snakefinger, Tuxedomoon, MX-80 Sound, Yello, Fred Frith, Art Bears, Half Japanese, The Residents y Negativland. También para esta época aparece su primer fan club, W.E.I.R.D., entre cuyos miembros se encontraba Matt Groenning, el creador de los Simpsons (curiosamente, aún no han aparecido los Residents por Springfield y las pocas referencias que se han hecho son tan oscuras que hay que ser un fan obsesivo para detectarlas).
La marca del topo
En 1982 los Residents, envalentonados por esta bonanza, deciden dar su siguiente gran paso: tocar en vivo. Hasta ese entonces sólo habían hecho tres presentaciones sorpresivas y más cercanas al happening que al recital, ahora querían hacer un concierto hecho y derecho. Y lo que sale es el Mole Show, un ambicioso proyecto con escenografía, efectos especiales, cuerpo de baile y un narrador (el mago extremo Penn Jilette, del dúo Penn & Teller), con el que recorren EE.UU. y Europa presentando la trilogía Mark of the Mole. El show, aclamado por la crítica, resulta un fracaso económico, y así dos miembros de Cryptic (¿dos Residents?) renuncian, Ralph Records pierde a casi todos sus artistas, las presentaciones en vivo se relegan al olvido y, como para culminar este choque con el mundo "real", cuando vuelven a salir de gira tres años más tarde una de las máscaras de globo ocular es robada. Pese a que luego aparece, ya no la van a usar más, reemplazándola por una calavera negra que al principio utiliza el tecladista y luego "identifica" definitivamente al vocalista.
Estas nefastas experiencias hacen que los Residents se limiten a pequeñas presentaciones en vivo por muchísimos años y recién a partir de 1999 retomen la práctica de salir de gira.
En los 80 la tecnofilia de los Residents se acrecienta y así se vuelven pioneros en el uso del Emulator, del Midi y otros chiches de la prehistoria digital. También la tecnología les permite rescatar en el 84 el metraje original de Vileness Fats y finalmente editarla en un video de media hora.
Después del fracaso de sus dos proyectos de largo aliento (la trilogía Mole y la American Composers Series, que iba a abarcar trece LPs pero que sólo aparecieron dos), aparece uno de sus mejores álbumes, God in three persons, un extenso recitativo en clave de talking blues montado sobre una de las más sólidas composiciones musicales de los Residents
y un coro griego a cargo de Laurie Amat (en bastardilla en la traducción).
Este álbum marca varios hitos
en la carrera de esta banda, siendo el primero en varios aspectos: es el
primero grabado especialmente para CD, con lo que la música gana
en continuidad, es el primero en utilizar técnicas digitales de
grabación, el primero en aparecer en un sello ajeno a los Residents
(Ryko en vez del propio Ralph Records) y, lamentablemente, el primero sin
su viejo colaborador y amigo Snakefinger, quien muriera antes de poder
grabar sus partes de guitarra en este álbum.
También, pese a que no prosperó
en esta ocasión, es el primer proyecto pensado para expandirse más
allá del álbum en sí: a la versión "cantada"
la siguieron una instrumental y dos simples y, de haber continuado, un
montaje operístico de la historia (la muerte de Snakefinger y la
reticencia de Ryko a editar todas las diferentes versiones hicieron que
el proyecto quedase archivado y sólo se conserve una grabación
de la obertura - editada por UWEB, el fan club de aquel entonces, y relanzada
a fines del 99 por Ralph Records en la compilación de tirada limitada Land of Mystery). Dicho sea de paso, esta modalidad de hacer varias
versiones de un mismo proyecto pudo concretarse recién con Freak
Show, del cual, además del álbum, se hicieron un libro
de historieta, un CD-ROM, la banda de sonido del CD-ROM, un video y una
mini-ópera.
Es en esta época que aparece UWEB, su segundo fan club, quien retoma la práctica de Ralph Records en los 70s de editar material de tirada limitada y de venta por correo.
La exhibición de atrocidades
En el 90 hacen realidad una idea que no habían podido concretar del todo con God in three persons: que cada lanzamiento tuviera encarnaciones en diversos soportes. Así de Freak Show aparece no sólo el álbum sino también un libro de historieta, un CD-ROM, la banda de sonido del CD-ROM, un video y una mini-ópera (aparecida recientemente en CD). El CD-ROM les abre un nuevo nivel de reconocimiento y cosechan varios premios con él, ya que dejaba muy atrás en posibilidades a todos los jugueteos de los músicos de rock con esta nueva tecnología y le daba un real sentido a la promesa de interactividad, ya que cada uno de los personajes de esta exhibición de atrocidades tenía sus historias y sus oscuros secretos a los que nosotros podíamos acceder si sabíamos dónde y cómo buscar.
Después del divertimento multimedia de Gingerbread Man (el único producto Resident editado en nuestro país) sacan su segundo gran proyecto interactivo, Bad Day at the Midway, en el que redoblan la apuesta de Freak Show con un anti-videojuego en el que no hay ningún objetivo salvo sobrevivir en un parque de diversiones en decadencia y, de paso, meterse en las historias y en las mentes de los personajes. Por un tiempo David Lynch estuvo interesado en hacer una miniserie con la historia de Bad Day at the Midway, pero finalmente el proyecto no prosperó.
El solitario baile de los demonios
El nuevo siglo se abre unos años antes para los Residents, con Wormwood, un álbum que analiza las "curiosas historias de la Biblia" y que les da un nuevo sonido, mucho más amigable a los oídos no entrenados. También retoman las giras y empiezan a planear una retrospectiva de sus 30 años de carrera con varios lanzamientos en DVD (desde el 2000 han sacado ya cinco y, aparentemente, planean seguir así) y otras tantas ediciones "de lujo" sólo conseguibles vía Internet.
En 2002 editan Demons Dance Alone, quizás el lanzamiento más accesible de los Residents, con verdaderas canciones pop (para lo que usualmente su música solía ser) y letras mucho más personales y emotivas, en las que quizás por primera vez aparecen las personas detrás de las máscaras.
En 2004 comienzan su cuarta década volviendo a las más primigenias fuentes con WB:RMX, que es el mítico Warner Brothers Album absolutamente remixado y virtualmente reelaborado, haciendo disponible un material que, en su versión original, es inconseguible (al menos de modo legal y no mediante descargas piratas).