Dura y tiernamente.
Dura y tiernamente...
"Sr. X, claro está" me llamaron los seres
especiales que tan profundamente veían dentro de las almas de
aquellos que estaban muy solitarios. Me encontraba terriblemente deprimido
cuando mi mirada vacía los descubrió alegremente paseando
calle arriba y abajo, seguidos por una olorosa muchedumbre que liberaba
tufos y arrojaba gases al marrón y casi consumido aire. Pero
ellos tenían esa particular presencia, como el éter o
la esencia de la purificante atmósfera superior. Riendo, amando
y no dudando, ellos simplemente caminaban por las calles que otras criaturas
habían abandonado. Crucé pues, compulsivo yo también,
con la sensación de que un pulsante tambor martilleaba debajo
de mi piel. Un tintinear en mi enredado cerebro gritaba que esto era
una locura, pero a la vez me decía "tocalo".
"Apártense",
le dije a las masas y con ello me abrí camino desde el lado de
los solitarios hacia el de los que son únicos. Abiertamente ellos
sonrieron al recibirme, como si siempre hubieran sabido que me encontrarían
en alguna parte caminando calle arriba y abajo. Sabía que debía
aparecer como alguien mucho más allá del crédulo
común, por lo que no pude decirles que mi nombre era Ed. Así
que dije, "Yo soy el Sr. X, quien quiere acercarse y quien desea ayudar
y guiar vuestros esfuerzos para alcanzar el éxito". Ellos se rieron
un poquito de mí, y luego dijeron "Sr. X, claro está", y
me abrazaron dura y tiernamente a la vez.
Dura y tiernamente...
¿Devoción?
Poco después de que los conocí, algo que dije los molestó y quizás allí deberíamos habernos separado. Yo estaba comentando lo importantes que ellos eran y la fortuna que podría hacerse si me dejasen intentar. Pero lo que no podía entender era por qué debían protejer y permanecer junto a aquellos que eran tan despreciables comparados con ambos. Entonces ellos se encolerizaron en extremo, gritando que la andrajosa pandilla detrás de ellos podría no tener mucho valor ante mis ojos pero que eran personas que necesitaban lo que les dábamos y si los veías a ellos como ves a las cucarachas en el piso entonces el despreciable serás vos quien se ve a sí mismo como alguien demasiado bueno como para hacer algo por el débil o los que tienen verrugas. Vos despreciás y criticás a alguien que se ha comprometido pero realmente no tenés valores propios, así que quizás deberías irte y encontrarte algunos, robalos, mendigalos o quizás compráselos a un banquero sonriente o en un negocio.
Algo va a pasar, pero no muy pronto...
Al principio yo estaba tan shoqueado por descubrir que ellos sugiriesen que debería irme, y lo que era aún peor, que veía que ellos preferían a sus amigos surcadores de alcantarillas en vez de mi soberbio pavoneo. Y debo admitir que ésto me aturdió y humilló. Así que les rogué y supliqué "Déjenme quedar y ustedes me podrán enseñar algo de sensatez para esta vieja y cansada mente mía". Y por supuesto nos reconciliamos con abrazos y sonrisas esforzadas que me dejaron más seguro pero aún dudoso. Realmente los amaba y sentía devoción por ellos dos, pero estaba destruído y sintiéndome impotente en mi interior. Debo volverme importante para ellos, entrelazar mis raíces dentro de ellos, o de lo contrario perder mi falso y recientemente descubierto orgullo.
La cosa acerca de ellos.
¿Qué pasará ahora?
Ahora, estaba esa cosa acerca de ellos que a veces me hacía dudar, o que creaba un conflicto en mi mente. Usualmente había un él y también había una ella, pero a veces aparecían de manera algo diferente. Y uno de ellos, cuando ella era ella, me sonreía y hacía un agujero en mí; un agujero que me era demasiado difícil de esconder. Una vez soñé con ella, en un campo, sola fuera de una pequeña cabaña de ramas. Era demasiado pequeña para ser usada, por lo que ella se golpeaba y raspaba la cabeza tratando de entrar por la diminuta puerta. Después, fui a contarle el sueño a ella, pero era un él quien sentí que asentía indiferente a mis palabras. Y, por supuesto, cuando esto ocurría igual había una ella que palmeaba mi hombro desde el otro lado. Pero no fue ella quien miró entonces, quizás algo parecido a ella, pero más como un sujetalibros que ha perdido a su compañero. Así que me dije que debería de haber alguna manera de hacer que ellos sean sólo aquella con quienes quiero estar todo el tiempo, porque eso me mantenía a cierta distancia y mis sentidos me seguían insistiendo que sería mucho más interesante si me acercaba más.
Sus primeros años
Una vez cuando estábamos en un micro entre ciudades conversábamos sobre las cosas que ocurrieron en sus primeros años. Su más tierna infancia la pasaron solos viviendo con un tío mutilado al medio en una guerra extranjera. Su mitad superior estaba bastante bien, pero en sus pantalones, entre las botamangas y donde el cierre se detiene, faltaban sus piernas. Y por eso él se movía sobre ruedas, autosuficiente en una pequeña casa descascarada que no podía volver a pintar. Pero estaba impecable hasta una altura de setenta centímetros del piso y cálidas eran su risa y su cara sonriente. Poca era la gente con la que se cruzaban y quizás estos pocos se sentían molestos por tan extraño dúo, pero ellos no se daban cuenta. Porque vivir con su tío cortado, desinteresado y roñoso, les hacía ver las cosas de manera diferente. Ellos creían que éramos ensamblados al azar, tal como el clima, sin uniformidad en mente. Pero esa visión sólo duró por un tiempo hasta que él murió y ellos fueron enviados a un hogar. Los chicos allí no tenían padres, eran todos iguales y siempre estaban mirando fijo sentados en sillitas sobre el piso. Así que ellos lloraron y luego se alejaron de aquellos que gritaban, se reían y que eran mezquinos por su sufrimiento interior. Una vez estando solos escucharon a unos chicos gritando que un auto había matado una de sus mascotas en la ruta allá afuera. Mientras se acercaban al cuerpo caído, la sangre apareció y luego ellos vieron una pata que le había sido arrancada. Entonces se arrodillaron y levantaron la pata que encontraron y la acomodaron gentilmente justo debajo del punto donde sus hombros se unían. Entonces el sol, que se estaba ocultando, parpadeó y por un momento todo se oscureció. Y cuando el sol volvió a iluminarlos, nadie se reía o burlaba de ellos, ya que el perro se lamía la articulación, ladrando fuerte y resucitado, causando que a ellos los respetasen aquellos que antes los habían evitado.
La pérdida de un ser amado.
Les conté cómo mi mujer había enfermado y cómo ella gritaba su nombre con preguntas en su lengua. Habíamos sido siempre tan felices que al principio no estuve triste porque pensé que mi amor la iba a mantener fuerte. Pero nunca me equivoqué tanto porque la fiebre atacó con mucha fuerza y, al parecer, ella no se resistió en absoluto. Al poco tiempo ella murió, y yo perdí la ilusión que tenía sobre la confianza mutua que habíamos compartido tantas veces durante tardes placenteras. Traté y traté de entender por qué el amor no podía por sí mismo dominar a mi amada y sacarla de los comas de su mente. Quedé vacío, expuesto y repulsivo, estirado como un trapo oscuro que alguien había manchado con silencio y temor. La muerte trajo separación y me enseñó lo que era un día aburrido y lento. Llené mi vacío con pena, tomando lo que no podía pedir prestado de los amigos que finalmente dejé atrás.
Esta es la parte triste
Oh, qué triste es esta parte...
"Sí, mi vida estaba al borde de la ruina, hasta que vi lo que ustedes hacían. Ahora me esmero en poder seguir sirviéndolos. La vida es buena pero yo soy mejor, porque por fin siento que la dejé ir al haber encontrado la verdad. Tristemente, ahora veo la respuesta. Toda su vida ella fue una bailarina, pero nadie tocaba la canción que ella sabía bailar".
El toque
A medida que me contaban otras historias de su infancia, ellos eran conscientes de que yo estaba cerca pero nunca lo suficientemente cerca como para tocar la santa unión que los ligaba, la cual yo ansiaba tocar con todo mi corazón y quizás incluso aún más. Pero ellos tenían una forma de ocultarla, sin dejar de parecer grandes y amistosas puertas abiertas. Y entonces, finalmente, un día sucedió. Justo antes de que durmiesen una siesta estabamos jorobando en su cuarto. Me estaban cargando sobre la vez que tuve que echar a las patadas a un tipo molesto que gritaba algo cerca de la puerta. Me dijeron que me veía asustado y que si no asumía mi edad entonces iban a tener que retenerme la próxima vez. Me reí y les dije que iban a ser necesarios más que dos fenómenos de la naturaleza para detenerme si alguien venía a interrumpirnos nuevamente. Y con esto empezamos a forcejear hasta que un movimiento repentino de ellos me agarró con la guardia baja. Me rodearon como una pared de carne y encontré que lo único que me quedaba libre era mi mano que se balanceaba arriba y abajo en uno de sus costados hasta que pude pegar un brinco y me pareció verla hundirse meneándose dentro de lo que los unía.
Meneándose dentro
Meneándose
dentro
Meneándose
dentro
Meneándose
...
Y de repente un sacudón me atravesó y en el cuarto se deslizó un momento que no estaba previamente en el aire. Mirándonos conectados en un triángulo de ojos que reflejaban la tensión y también excitación no dicha. Luego se diluyó en risas nerviosas, pero sentí un cambio ni bien desenredamos nuestras extremidades y yo me retiré.
Meneándose dentro
Meneándose dentro
Meneándose dentro
Meneándose ...
El servicio
Él realmente los amaba,
realmente se preocupaba...
Así que los empujé y empujé y empujé a través de los pueblos y a través de los arbustos y el mensaje corría como una mentira. "Pasen y vean al dúo sagrado. Pueden sanar y pueden hacer cosas que ningún otro hizo antes". Y entonces venían en busca de sanación sagrada, tanto los que eructan como los que aúllan como los que simplemente estaban aburridos. Por el pasillo todos ellos marchaban lentamente, mientras yo sonreía y simulaba ser el amable guardián del toque. Los hacía arrodillar en fila y les pegaba a todos y cada uno un pedacito de pino en el mentón. Y de allí salía un alambre de cobre extendiéndose a través de un neumático sin cámara y terminaba en una mordaza redonda y roja. Entonces, ni bien las entradas habían sido cobradas y la aprehensión removida los gemelos silenciosamente aparecían. Llenos de vida y amor y sonriendo sin saber que mientras tanto yo también sonreía en mi interior. Silenciosamente me paraba entre ellos sosteniendo el relampagueante círculo carmesí con sus extremos ocultos. Y luego suavemente, como si fuera mi amante, levantaba la cubierta y sentía a todos tener escalofríos mientras suspiraban. Cuando tensaba el metal que tenía, algo como una rosquita líquida resplandecía ligeramente mientras la santa unión se flexionaba. Entonces la gente gritaba y bramaba mientras la rosquita crecía y le brotaban pequeñas bolitas de fuego. Y éstos muy pronto bajaban a las filas que finalmente terminaban en gritos de alegría y dolor y placer. Porque muy pronto los paralíticos estarían caminando y los mudos hablando pero nadie sabría exactamente cómo o por qué.
Confundido (por lo que sentía dentro mío)
Estaba parado junto al hogar pensando en mi propio deseo el cual no parecía ofrecerme ningún lugar a donde ir, cuando oí una risita que sonaba como tontos chanchitos jugando en un barro profundo y cálido. Así que fui a ver qué pasaba y desde la puerta del baño salían sonidos que nunca antes habían salido de allí. Así que exclamé "Salgan" y en seguida los vi a ambos observando, simultáneamente expresando temor e inocencia.
Así empezó...
Me dijeron que se estaban divirtiendo con algo
que encontraron y que alguien había dejado en el piso, detrás
de un canasto.
"Déjenme ver" y lo tomé con un arrebatamiento que dejó
una sonrisa torcida en la comisura de mi boca. Era un objeto pulido
y brillante con un propósito y una utilidad que reconocí
y con los que era familiar. Levanté la vista y me encontré
con un par de ojos que de alguna manera estaban mirando fijamente dentro
de los secretos de mi mente. Supe de inmediato que se trataba de la
ella, no del ellos ni del él, quien nos observaba a mí
y a mi deseo.
Excitado la agarré y la traje cerca mío pero en seguida
ambos perdieron el equilibrio y nos caímos al piso en un montón
de torpes cuerpos, con brazos y piernas y codos atrapados debajo, alrededor
y en medio de todos nosotros. Rápidamente los ayudé a
incorporarse y les dije que pronto hablaríamos y trataríamos
de entender qué era lo que habían encontrado. Pero era
demasiado tarde para hacerlo ahora, aunque a decir verdad, me sentía
confundido por lo que sentía dentro mío.
Eso fue algo malo...
Admirables moscas gordas
De repente me desperté de mi sueño con una incómoda sensación de búsqueda aunque no supe qué era lo que quería buscar. Me levanté y comencé a caminar, pero pronto me di cuenta que estaba acechando a una presa que podía utilizar para algo más que una simple conversación, o como inspiración vespertina. Ahora era el momento exacto para algo más. Mientras caminaba pensé en las moscas que se adhieren a los pegajosos pasteles de nuez que la gente pone en el marco de la ventana, y como estas admirables moscas gordas comen hasta que satisfacen su voracidad y luego zumban aterradas hasta que mueren. Sabiendo hacia donde mis pies me llevarían si me seguía moviendo, me sentí exactamente como esas moscas. Metido en una situación que con algo de consideración nunca podría satisfacer su sonriente aroma. Pero no había dudas en mis pasos o en mi precaución de que la puerta no hiciera ruido cuando se cerrase. Y mientras caminaba dentro de la oscuridad podía sentir una despierta agudeza penetrando muy profundo dentro del cuarto. Luego toqué el brazo y el cuello de ella y encontré debajo de mi mano una capa de humedad aunque la noche no era calurosa. El otro respiraba profundamente así que pensé que él debería estar dormido, pero nuevamente no estaba realmente seguro. "Abrázame fuerte y sé mi amo" alguien susurró y yo apreté mis dedos alrededor de sus muñecas las cuales extrañamente quedaron atrapadas detrás de ella mientras yo la montaba y la unía a mí con una fuerza que yo no podía mantener. Entonces me pareció sentir una risita burlona pero estaba tan ocupado con ella que no reparé en él hasta que puso sus manos en mi cuello y apretó como si los sonidos que yo hacía no debían escapar al aire, lo que me obligó a gruñir muy fuerte y salir de un fuego que ya no podía controlar. Fui el primero en ver la resplandeciente y cegadora luminosidad del líquido que azotaba mis brazos pero mis convulsiones se extendieron a mis jóvenes y retorcientes compañeros perdidos en una crema no abandonada que muy pronto se cuarteará y desaparecerá. Mucho después, cuando todo se calmó y las uniones negadas, les dije que podíamos hacer esto nuevamente. Además dije que estaría mal que jugasen estos juegos de débil y fuerte sin que yo esté cerca para ayudarlos a entender los peligros que encierran, porque éstos eran muchos y ellos simplemente eran muy jóvenes para comprenderlos.
Plateada, afilada y parecía no importarle
Al día siguiente salí a caminar,
ya que mi mente se la pasaba hablando sola, y por eso caminé
y pensé en nuestro último episodio, y que de alguna manera
había erosionado sentimientos en mi muy protegida alma. Y también
entonces supe que la corrupción se había filtrado en esta
última erupción y que su aceitoso olor permanecía
cerca. Hacía mucho que sabía que yo era taimado, tal vez,
y no muy amable, pero muy dentro mío pensaba que mis metas eran
sublimes. Pero ahora, ¿cómo podía tolerar un comportamiento
que podía sofocar la satisfacción de mis amigos e incluso
más? En mi mente el deseo estaba en conflicto con pensamientos
que alguna vez encontré divinos y el tormento me retorcía
entre ambos. Sin rumbo fijo lentamente vagué, y mis pasos me
llevaron a una parte del pueblo que no conocía.
Pronto me di cuenta que me había distraído por una ventana
que funcionaba como exhibidor para una barbería. Y lo que estaba
frente a mi vista era plateada, afilada y parecía no importarle
la confusión o la desesperación. Tenía un solo
trabajo que hacer, y cuando cortaba cortaba tan bien que en ese momento
supe exactamente qué es lo que debía hacer. Así
que entré y se la compré a un hombre que nunca se percató
del hormigueo que despertaba en mi columna, eléctricamente una
placentera tensión., como un líquido en suspensión
fluía dentro del conflicto de mi cabeza. Y en ese entonces mi
sensación era de bienestar, pero no pude evitar ver que mis manos
temblaban en el momento de pagar. Y cuando me fui mis pensamientos volvieron
a lo que yo les había dicho sobre lo que ellos habían
aprendido en nuestra ordalía de tortura y placer. Sí,
les había mentido, no para ayudarlos sino para retenerlos junto
a mí, cuando en realidad debería haber dicho "Las mentiras
generalmente te dan poder de la misma manera que un ataúd lleno
de flores le da vida a los vivos, y no a los muertos".
Beso de la carne
Ya casi acaba
Ya casi termina
Quedan una o dos cosas
Y después nos vamos...
Llegué cuando ellos estaban cenando, sentados
a la mesa lado a lado sobre un taburete especial. Entonces les dije
que en cuanto terminasen con su pan integral y su espinaca podríamos
volver al cuarto secreto que recientemente habíamos construido
para que actuase como conductor de la fuerza que crecía alrededor
de los gemelos. Una vez dentro, admiramos la brillante y plateada espiral
puntiaguda que se elevaba en el centro del cuarto. Arriba y arriba hacia
el cielo raso, graciosamente se estiraba sin someterse a los confines
del pequeño cuarto. Ya que abría un círculo y se
desvanecía en lo profundo de la lóbrega noche que la coronaba
en alguna parte de las alturas. El cuarto había sido una inspiración
de los gemelos que yo había llevado a cabo - construyéndolo
de madera, baldosas y cromo. Y ellos se quedaban dentro por horas, mientras
la lluvia goteaba por la torre, sentados en un banco en su base. Pero
esta vez no estabamos allí en busca de inspiración sino
para desnudar nuestros otros lados y sentir el beso de la carne.
"Sáquense las ropas" ordené como si fuera un rudo bandido
común envalentonado por una sensación de control. Yo estaba
parado detrás de ellos con un pedazo de soga para atarlos ni
bien su desnudez quedase expuesta.
"Arrodíllense", dije acalorándome porque la tarea había
sido completada y sintiendo que mi meta estaba cerca.
"Ji ji ji"
Oí una risita.
"Ji ji ... ji ji ji"
"¡Qué es eso!" dije y las veloces risitas infectaron todo
el cuarto.
"¡Basta! ¡Basta! ¡Basta!" dije pero seguían
extendiéndose y extendiéndose "¡Basta o no les muestro
más!"
"No podemos creer que seas tan tonto como para pensar que necesitábamos
que alguien nos mostrase lo que hace años que sabemos".
"¡Qué!" exclamé descreído, seguro de ser
el ladrón que les robó su pureza, y dije, "Pero que hay
de la otra noche cuando ella y yo estábamos tan entrelazados
y..." Las risas me ahogaron, por lo que me detuve.
"¿Qué te hace pensar que había una 'ella'?", dijeron
las burlonas voces con palabras que me abrieron al medio, rápida
y velozmente.
"Pero sé que debe de haber habido porque olí su ardiente
piel y..."
"¿No ves que no hay una 'ella' ahora?
¿No ves que no hay una 'ella' ahora?
¿No ves que no hay una 'ella' ahora?..."
Y entonces vi que no había una ella sino que sólo eran
ellos y yo, y que ellos se reían muy fuerte en mi cara. Así
que metí la mano en mi bolsillo y una sensación de shock
exudó de las puntas de mis dedos y se extendió por mis
brazos y subió por mi traste y se enfocó justo debajo
de mis tripas y me hizo retener la respiración antes de que la
navaja por fin pudiera golpear y me liberase de la furia y el griterío
que explotaba interminablemente en mi cabeza. Entonces corté
la unión sagrada, transformándola en una herida abierta
y que sangraba sobre el piso - causando que se encendiese mi pasión
mientras miraba fijo dentro del tajo que se estremecía como una
lengua quemada y destrozada. Tan grande sobre mi palpitante pene era
la atracción a este venus que ni siquiera tuve que pensarlo.
Sólo pura lujuria consumidora que sería inflamada por
la desazón básica y la sonrisa sobre el hecho cuando entré
allí. Así que deslicé mi pija adentro, embistiendo
adolorido y derramando sangre por todo el cuarto - necesitaba más.
Y así me lo cogí mucho más fuerte, bien adentro
y rápido empujé los hombros que estaban debajo de mi cintura,
separándolos.
Los gritos cortaban el aire mientras los ojos se ponían en blanco
y los dientes quedaban desnudos por labios que se estiraban demasiado
y trataban de separarse. Sólo podía haber una conclusión
a esta enferma y distorsionada fusión, y por supuesto llegó...
como también lo hice yo. Enloquecido con mi rostro contraído
tuve convulsiones y separé violentamente los hombros que tan
fuertemente yo agarraba y ligeramente recuerdo un enfermizo sonido rasgante
de carne partiéndose a medida que yo me hundía a la deriva
dentro de un gran agujero negro. Y justo antes de caer al suelo noté
a uno de ellos corriéndose mostrándome un suave e inmaculado
muslo que terminaba en una erupción roja apenas debajo del ombligo
de ella, pero quizás sólo fue mi imaginación.
Dolor y placer
Y así mi historia llega a un final que parece ser el que viene cuando todo ha sido dicho y hecho. Viví mi vida y corrí riesgos y si algunos resultaban extraños para standards que eran menos importantes que mis necesidades, entonces supongo que yo debo de ser pervertido, malvado, torcido y enroscado, mirando desde arriba a los piolines que traté de tirar. Pero lo que veo son piolines que se extienden para arriba y hacia abajo y que nunca terminan mientras bailamos alrededor de nuestras personas y saltamos con todas las melodías que sólo nosotros escuchamos y las voces que sólo nosotros tememos, cada uno dentro de una isla en soledad. Pero el contacto que hacemos mientras abusamos y somos abusados, ése queda y su valor sólo se multiplica. Sí, estoy solo, pero no olvidado, porque ambos vienen y me ven seguido, sentándose en una silla detrás de mi cama, y nos reímos y recordamos una vida que una vez fue gloriosa antes de que un acto de pasión nos separase. Por supuesto ellos siempre estarán juntos, pero su unión está hecha de cuero y no de la carne y sangre que solía ser. Ellos están aún llenos de vida y sanando, pero tiene una sensación diferente y sólo para aquellos pocos que buscan la clase de dolor y pasión que ellos sienten cuando se unen y asienten a una insistente urgencia que vive sólo unos segundos por vez. Porque el dolor y el placer son los gemelos que ligeramente fuera de foco giran alrededor nuestro hasta que finalmente entendemos que todo lo que nos da placer también nos da dolor como para compararlo, y también me doy cuenta... de que toda nuestra vida amamos una ilusión, prolijamente atrapada entre la confusión y la necesidad de saber que estamos vivos.
Este es el fin...
[Traducción de Saurio - Agradecemos a The Residents y a Cryptic Corporation por permitirnos publicar este texto.]