Que hubiera llamado por otro motivo, que no hubiese
llamado precisamente en ese momento. Claro que tal tipo de coincidencias
—desavenencias que eran coincidencias— ya constituían legión, iban puntuando
las escenas del teleteatro. Literario, banal: ¿banal cuanto más literario?
Aquel arranque de Propercio, ridículo después del Cynthia Monobiblos?
Scribant. Scribant de te alii vel sis...ignota licebit. lo mismo siempre;
quand vous serez bien vieille, acordáte de este amigo que ha de jugarse
el pellejo.
Notó que el cigarrillo estaba en el punto de equilibrio inestable. Permitió que oscilara, cayese fuera del cenicero y rodase por la mesita del teléfono. Tuvo que recogerlo del piso. moviendo la brasa en la oscuridad —no había encendido la luz del pasillo durante la conversación—, formó primero un círculo y después un ocho. Como cuando era adolescente y se escondía para fumar, le agradó ese pequeño autoengaño de la vista. Una luciérnaga portátil, tan a mano.
— ¿Tony?
La voz brotaba del living. Era obvio que Andrew se sentía desatendido, pero también. no había estado muy cortés cuando le había leído el poema de Deniz, aunque cualquier frase hecha —¿good stuff, eh?— hubiera sido suficiente. Terence, this is a stupid stuff.
—Just a sec. I'll fetch myself some gin.
Conducta indebida. Por más que previese la respuesta, debía mantener su personaje, la compostura de ofrecerle algo. Con Irene no hubiese hecho falta.
—Si tú tomas, dame también un poco. Pero gin—tonic, no puro como lo tomáis vosotros los argentinos.
Le asombró que aceptase. Quizá un gesto para solidarizarse con el clima confesional en el que habían entrado luego de la cena, a sabiendas de que no era ésa la ocasión para criticarlo por su inmoderada ingesta de alcohol. Buen gesto, de todas formas. Como lo era el de no imitar el acento argentino, cosa que hacían muchos hispanistas cuando se enteraban de su procedencia. Quién sabe algún día me encane la muerte, y chau Buenos Aires.
Regresó de la cocina con los dos vasos y la cubetera, las botellas de gin y agua tónica bajo una axila. Al dejar atrás el teléfono, revivió el preciso instante —¿habrían pasado quince, veinte minutos?— de levantar el tubo, oír los sonidos de ultratumba que precedían a una comunicación internacional. El instante de levantar el tubo con la seguridad de que sólo podía ser ella. Irene. Justo cuando le estaba comentando a Andrew que había entrado en la etapa del odio, del percanta que me amuraste. It was faithful to thee, Cynara, in my fashion.
Por qué complicaciones, por qué llamados telefónicos. sobre todo, ¿por qué no llamados telefónicos, por qué no complicaciones? ¿No había acaso carta, mutuo deseo de saber del otro? Complicaciones.
Andrew hojeaba distraídamente el TLS. Levantó la vista, preguntando con ese movimiento lo que no se atrevía a preguntar verbalmente. Quizá pensara que un argentino era capaz de decirle "te quiero mucho" a cualquiera que lo llamase en la mitad de la noche. Tony se sintió irritado por el requerimiento mudo de su amigo. Cambiar de tema, decididamente cambiar de tema.
—Te voy a hacer escuchar algo absolutamente genial.
—I hope you're not planning to torture me again with Jacques Brel. O más tango.
—Más tango, en efecto. Este lo canta un tipo llamado Edmundo Rivero, y te tiene que gustar.
Mientras Andrew se preparaba su gin—tonic, Tony revolvió entre las cassettes. Tardó en encontrar a que buscaba, y lo desanimó el hecho de que "Niebla del riachuelo" no fuese la primera de uno de los lados. Apretó el forward, se sirvió el gin e hizo la prueba. "Ninguna". Era la próxima.
Tras escuchar la canción en silencio— atento él, Andrew aún enterándose de las novedades bibliográficas—, apagó el grabador y se volvió hacia el rostro que ni siquiera simulaba interés.
—¿Y?
—I stand by what I said the last time. The singer is wonderful, but tango is too...structured for me.
Tony no pudo evitar el bufido de desaprobación, pero hizo el esfuerzo de que al bufido no le siguiera ese rictus de asco que solía instalársele en la boca. Andrew era demasiado buen tipo como para merecerlo.
—But did you get that verse, "Nunca más su voz nombró mi nombre junto a mí"?
—Esa es parte del problema, que uno debe concentrarse excesivamente en las líricas.
Era una tentación corregirle el error idiomático, sobre todo porque lo que decía no distaba de ser cierto. mucha estructura, mucho concentrarse en las letras. Pero otro día. la excusa de comprar cigarrillos en el pub —antes de que cerrase—, de acompañarlo por lo tanto en el trayecto hasta su casa, era un buen modo de lograr que se fuera. Compartir lo de Irene ya le resultaba imposible.
Al volver del pub, dos paquetes de Woodbine en el bolsillo, pensó que no era mala idea entretenerse un poco comparando las dos versiones que se había traído. Magaldi y Azucena Maizani. Pasan los días, pasan los años y es fugaz la alegría. Lo peor había sido el "creo". Creo que estoy enamorada de otra persona.
La vida imitaba lastimosamente al tango. Qué vulgaridad.