Hombre del domingo

hombre del domingo
sentado en shoppings con mucha luz
con jogging gris y zapatillas blancas
comiendo cajitas felices
junto a niños inquietos y esposa aburrida.

Sin disimulo mirás a las chicas pasar
Ajustadas en jeans, botas altas y spray.

chicas que te miran como a su papá
chicas que piensan que casarse está pasado de moda
chicas con chispas en las manos
chicas que podrían jugar toda la tarde con tus hijos
chicas preocupadas por su cabello,
nunca suficientemente lacio o enrulado
chicas que se emborrachan en el viaje de egresados
chicas que le temen más a los tampones que al sexo anal

son las chicas que te ven atando los cordones de los nenes
acomodándoles pequeños pulóveres azules

chicas con amigas anoréxicas
chicas que no saben masturbar
chicas a quienes tendrías que enseñar
que no se habla con la boca llena
pero no hay problema en tener sexo en tu cama matrimonial

chicas que saben hacer ricos bizcochuelos
chicas que usan protectores diarios
chicas que han olvidado a dios
chicas que prefieren el sexo oral durante horas
en estacionamientos vacíos
chicas que escriben poemas en las clases de inglés.

son las chicas que una vez besadas
no te dejarán escapar
esas chicas no te darán paz
gastarás fortunas en hoteles
no dejarán de moverse un segundo
como tus nenes, ahora, corriendo entre las mesas.

parece un relámpago eso que ves,
hombre del domingo,
pero es el metal reluciendo en tu anular.
apartás la mirada y te hundís en la taza de café.
esas chicas se alejan,
y desde tu pecho un pájaro les dice adiós.

Desafío Latino

Es mayo y los cafiolitos
golpeando los pies se sacan el frío
tomando ginebra en vasos de cumpleaños
guardan las puertas de la casa del placer.

Los de la nocturna van a sacarse las ganas
con las chicas,
a dejarles el polvo en los párpados,
bigotes de leche adolescente
sobre suaves pieles negras.

En una suerte de ironía internacional
las bolivianas
hace buenas francesas.

Los pibes llegan tarde a la escuela pero
livianitos, livianitos

Es mayo y los cafiolitos
desafían el frío de Rivadavia
con tarjetitas y
"sauna, jefe, sauna"

El repositor de coto
y su compañero del sector carnes
no arreglan el precio,
se van puteando con bolsitos al hombro.

Demasiado rápido llega la luz,
las chicas se adormecen,
despiden a los últimos borrachos,
dan vuelta las sillas.

La mañana trae el momento más lindo,
salen las chicas una a una,
en rutilante desfile meretriz:
Maida y Sonia de Cochabamba,
Adela y Rosa de Asunción,
Elba de Tucumán,
las demás de Capital.

Auténticas diosas del éxtasis,
princesas de la casa del placer
se alejan tomadas del brazo,
caminando Rivadavia en mayo,
con el beso de los latinos
zumbándoles la boca
y los restos de tanto amor ajeno
fosforeciéndoles la entrepierna
pero nunca el corazón.

infancia

ahora que no somos niños
podemos fumar a la hora de la siesta.
la belladona atornilla a la cama,
adormece la mitad del cuerpo.
te mentí, mamá,
te mentí como a una sirvienta paraguaya:
robamos de tu monedero
y fuimos con mi hermano a un hotel,
comimos ostras,
nos oxidamos los dientes con los sexos,
apostamos en juegos de azar,
perdimos todo.
después de todo los golpes sirvieron,
y seguimos tu ejemplo:
nunca declinamos las peores invitaciones
y nos convertiremos con el tiempo
en pequeñas máquinas
listas para el consumo y la procreación.

No mamá

un hombre dejó su semen
accidentalmente en mí
hace unas semanas
y hoy la sangre viene a decirme
que no seré madre.

no seré madre:
no se me hinchará el vientre como un globo
no usaré gigantescos vestidos floreados
no vomitaré por las mañanas
no criaré várices
no me crecerán las tetas
podré dormir boca abajo
seguiré sangrando mes a mes
podré masturbarme con facilidad
no sentiré algo comiéndome por dentro
no me cambiará el humor, el sueño.

no viviré nada de eso.

oigo a mujeres decir:
"tener un hijo es lo mejor que me pasó en la vida"
y pienso:
"qué vida de mierda habrá tenido",
nunca lo digo, claro.

pero cada vez que hablan de tener bebés,
la hija que aún queda en mí
asiente suavemente y sonriendo recuerda
a la madre que mató y permaneció viva.

Ultra punk

ahora mismo podrías pegarme una piña fuerte en la nariz
y juro que no me dolería
y si bien admito que desde el principio
esta noche se perfiló maldita
al menos tengo el consuelo
de haberlo escuchado al Pájaro,
antes de huir hacia el oeste.

Morrison se equivocó:
el oeste no es lo mejor,
tampoco el norte el sur o el este;
sin sosiego interior, cualquier lugar se convierte en un infierno

Morrison se equivocó
también cuando dijo
"necesitamos grandes copulaciones doradas"
debió haber querido decir
"Pam, traeme las páginas doradas..."

y es mentira que Luca vive en el Abasto,
el pelado se murió, y tampoco está en Avellaneda,
así que por qué mejor no te sentás a escuchar las letras

cuando la musa te picotea los ojos
te creés un buen poeta
y lo que nadie te dice es que sos el único
que se acuesta con una prostituta
creyendo que es el amor de su vida.

106

Me transportan y paladeo el viento,
viajo atravesando docenas de barrios
con niños desnudos en los umbrales
comiendo pequeños postres
bajo carteles de gaseosas
descoloridos y apedreados.

Las ancianas blancas
con gruesos abrigos apolillados
miran tras las ventanas

Los gitanos almuerzan a las cinco
y sacan mesas hijos autos sillas y anillos

Los panaderos y peluqueros,
igual que los peluqueros

Las putitas cuentan moneditas
y, vaya ironía visual,
beben del pico con grandes labios rosados.

Algunos muchachos lavan autos,
guardando sus billetes
para una rubia nocturna
que les alegre la entrepierna y el corazón

Mujeres con peinados años cincuenta
asisten a reuniones en donde
se lee la biblia y se bebe limonada

dos chicos se comen las bocas
como ciruelas muy maduras
y ella sueña con el vestido blanco,
y él con poder al fin entrar en ella

Escapando del crepúsculo,
Voy raspándome de las pupilas el cansancio
de tantas, tantas vidas ajenas.

Griselda García nació en Buenos Aires en 1979. Publicó en narrativa Hermanas Ninfas (1998), Sandra (1999), Todo es extraño a mis ojos (1999), y en poesía, Alucinaciones en la Alfalfa (2000), y El arte de caer (Junio 2001, Alicia Gallegos Editora). Es colaboradora de la revista de Poesía La Guacha.