Numero 14
Los niños bien salieron a la caza del ruso
Saurio
Se despertó y se fue hacia la ventanilla, mirando al campo a través de los vidrios salpicados de nieve. Nunca había visto nevar, como tampoco jamás había visto a un chino con sandalias. Sí recordaba haberse topado, años ha, en el puerto de Yokohama, a un checoslovaco que, vestido de campesino mahonés, entonaba los tristes versos de “Milonguera Shiome”, el tango que catapultara a la fama a Marcial Sotomayor, “El Canario Suburbano”. Pero esa es otra historia, una reminiscencia de mejores épocas, cuando los hombres eran bien machos y las mujeres eran bien hembras, no como ahora, que los hombres son bien varones y las mujeres bien féminas. ¡Ah, la decadencia de Occidente, la pérdida del Recato y la Moral! ¡El libertinaje, la concupiscencia! Ya verían todos esos pervertidos si él llegaba a ser gobierno, ya aprenderían todas aquellas desvergonzadas cuando él tuviera todo el poder.
La nieve caía con la parsimonia que cae la nieve, el tren avanzaba por los rieles, los aldeanos saludaban a la formación, emocionados por ver cómo avanzaba el progreso. Las frecuentes comprobaciones les indicaban que el promedio de velocidad era de ocho a nueve millas por hora.
– Sólo falta una década para que tengamos yogures inteligentes que nos contarán chistes en el desayuno – dice un aldeano y su vecino responde:
– Cierto. Y para esa fecha una inteligencia artificial será elegida diputada.
– O senadora – acota la mujer del segundo.
– ¡Ya no saben qué inventar! - exclamarán los tres al unísono.
Miró el campo nevado a través de la ventanilla del tren. Los copos caen siguiendo una distribución de Poisson. Que el azar pueda ser tan ordenado y tan lógico siempre lo había sorprendido, pero, más que nada, siempre lo había sacado de quicio. Difícil es emprender una cruzada contra el caos cuando este se comporta con tanta lógica. Evidentemente, Dios lo había abandonado o lo estaba poniendo a prueba. Quizás ambas opciones. Dios es una persona muy complicada, dotada con un carácter muy voluble y con personalidad psicopática. Proverbial es su frialdad emocional y la escasa empatía que muestra frente a las emociones de los demás, así como la arrogancia narcisista y la conducta manipuladora con que se conduce en las relaciones interpersonales. Por eso conviene rezarle todas las noches. También conviene acrecentar el poder terrenal de la Iglesia e impedir que el cáncer de la amoralidad atea siga carcomiendo las entrañas de nuestra amada Nación. Ya tronará el escarmiento cuando él esté al mando de este malogrado país.
Mientras tanto, los aldeanos regresan a sus humildes chozas de adobe, dejando surcos en la nieve con sus rústicas botas de piel de potro.
– ¿Usted cree que alguna vez estableceremos una colonia autosustentable en Marte?
– Tal vez. Pero yo preferiría que se desarrollara una tecnología que permita digitalizar los sueños.
– ¿Le parece?
– Me resultaría de gran ayuda para interpretarlos correctamente.
– ¿Usted es psicoanalista?
– No. Timbero. Estoy harto de jugarle al 60 y que me salga el 78.
Tras los cerros el cacique Mascalpán reúne a todas las tribus de la Patagonia y organiza un megamalón de antología. La Civilización es destruida y la Barbarie se enseñorea en las grandes capitales. Puerto Madero y Palermo Soho ya no son lo que eran. Villa Crespo se declara república independiente. Lugano 1 entra en guerra con Lugano 2.
Viendo la nieve caer a través de la ventanilla de su tren, él se lamenta. Desearía poder suicidarse, pero su religión se lo prohíbe. “¡Si tan sólo pudiera hacerme musulmán y declarar la jihad!” exclama, antes de largarse a llorar. Una amable azafata lo consuela, lo conduce a su compartimento y lo abriga con una frazada de tweed. Luego intenta asfixiarlo con una almohada de plumas, pero él forcejea, la domina y arroja a la azafata al suelo.
– Hazme tuya, Javier.
– Yo no me llamo Javier.
Cogen como animales, cogen como animales que cogen, obviamente, cogen como animales que cuando cogen lo hacen con frenesí, con arrebato, con desenfreno, cogen que da calambre, cogen que hacen temblar la tierra, cogen que colapsan varias ecuaciones de onda y revierten el tiempo. Los caciques de las tribus patagónicas mandan a cagar a Mascalpán y la Civilización se salva.
– Nunca vi a un chino con sandalias – dice él, mientras hunde su nariz en la húmeda concha de ella.
– ¡Qué coincidencia! Yo jamás encontré una nuez de tres picos – contesta ella, mientras chupa la durísima verga de él.
Los aldeanos toman mate junto al fogón. Un checoslovaco, vestido con las ropas tradicionales de los nobles bumangueses, los entretiene con los sentidos versos de “Tus ojos se cerraron al dormir”, bolero que popularizara Francisco Javier Acevedo Ramos de la Fuente, también conocido como "El Charro Enamorado", "La Voz Machota del Amor" o "El Novio de las Mujeres". Al llegar al estribillo, los aldeanos se unen al canto:

Tus ojos se cerraron al dormir
y nunca más fue igual tu despertar
ya que tu alma enamorada es así
como un lago en plena floración.

– ¡Cuántos recuerdos, Amancio! - dice un aldeano.
– ¡Cuántos recuerdos, Wenceslao! - dice el otro.
A todo lo largo del tren los vagones estaban comunicados por puentecillos y los viajeros circulaban de un extremo a otro del convoy, que ponía a su disposición salones, terrazas, comedor y café.
– Sólo falta un vagón-teatro – dice él
– Todo llegará con el tiempo – dice ella.
Siguen cogiendo, como presos recién liberados, como seminaristas antes de tomar el voto de castidad, como señores feudales croatas disputando el trono real. Ya no quedan orificios por explorar ni poses por intentar. Un jurado de los récords Guinness valida esta aseveración. El tapizado de los asientos y las paredes del compartimento están pringosos de guasca, mierda, flujo, orines y saliva. Muchas moscas mueren emocionadas al ver semejante asco. Las demás aprovechan el banquete.
– Hemos cogido – señala él, al eyacular por décimo quinta vez.
– ¿Cogí bien? – pregunta ella y sin esperar respuesta agrega – Putita pues, seré.
– Tú serás putita y yo seré putito. La mujer me cohíbe.
– ¡Ay... cogeme!
– Yo macho no soy... oye, querida, salí.
– ¿Eh? ¿Estás conjugando mal los verbos?
– No. Estoy repitiendo mensajes satánicos ocultos en éxitos de la música pop en castellano.
Nieva. Nieva copiosamente. Nieva con fuerzas, con ganas, con saña. Casi podría decirse que nieva con fervor patriótico si no fuera porque decir semejante estupidez en público es una vergüenza. Por eso todo el mundo calla y deja que nieve copiosamente, con fuerzas, con ganas, con saña. El tren avanza, atropellando los copos que caen y se derriten al contacto con la ardiente locomotora. Los aldeanos lo observan en silencio, sin decir palabra. No es el caso del checoslovaco ataviado como catecúmeno singidunense, que rompe en llanto antes de entonar “Zamba de tu partida”, aquella con la cuál los Hermanos Acahuara nos hicieron sentir el canto áspero y viril que viene de lo más profundo del terruño, desde la entraña mismísima de la Patria, desde el tuétano de nuestra identidad como argentinos. Conmovidos, un grupo de jóvenes aristócratas se llena de fervor nacionalista y sale a matar judíos y comunistas. No se detienen a distinguir a unos de otros. Los más tarambanas creen que ambas palabras significan lo mismo, los más intelectuales piensan que son sinónimos. La policía mira con beneplácito la masacre. Algunos incluso se unen a la turba. Violan a mujeres y niñas, fusilan a varones y niños, le perdonan la vida a los ancianos, para que recuerden la matanza. Enardecidos por el hedor a sangre se trasladan a supermercados chinos y coreanos. Ya van a saber lo que es bueno esos sucios amarillos, a ver si después de que los disciplinemos siguen desconectando la heladera de los yogures por las noches, a ver si después de que sepan lo que es bueno siguen dándote caramelos masticables como vuelto, a ver si después de que sientan todo el peso de la ira de los defensores de la Patria son capaces de seguir escuchando a todo volumen ese infecto potpourri de pop oriental y cumbia villera.
–No podemos seguir expuestos a una inmigración descontrolada y al avance del narcotráfico. No podemos permitir que se sigan asesinando bebés porque sus madres no practican una sexualidad responsable. No podemos tolerar que se atente contra la familia, fundada sobre el matrimonio entre varón y mujer, en base a una corriente cultural y un conjunto de iniciativas legislativas que parecen soslayar su importancia o dañar su identidad– declamó, mientras miraba nevar por la ventana del tren.
–Oh, cállate, insensato. Vení, flaco, haceme eso. Yo no quiero ser boba... Frufruname venú.
–Soy un demonio, soy ¡qué poder! Ya vas a ver, me vas a pedir vos...
–¿Qué te voy a pedir?
–Que no escuches más los grandes éxitos del pop al revés, porque estás condenada al fracaso...
Los aldeanos miran a los gansos volar por el cielo gris.
–¿No deberíamos tener ya videotatuajes?
–Sí, es cierto pero, em..., han sucedido algunos, errr..., contratiempos que, esteee..., no permitieron desarrollar esa tecnología en tiempo y forma. Le pido paciencia, amigazo, ya llegarán, ya llegarán.
Los cuervos posados sobre la llanura cubierta de nieve comienzan a volar. No es el paso del tren quién las espanta sino la proximidad de Hercolobus, que se acerca cada vez más a la Tierra en su curso de colisión. Sin embargo las agoreras aves no detectan a Apofis, también acortando distancia con nuestro planeta. Este es el fin, aunque el único que lo sabe es el chescolovaco ataviado a la usanza de los reyes meholatitas, quien en silencio enfunda la mandolina y se va.
Saurio nació en el barrio de Palermo en 1965 y es uno de los responsables de La idea fija. Principalmente es escritor, pero también pintor, monologuista, historietista, músico, comunicólogo, redactor publicitario, diseñador gráfico, webmaster, traductor, periodista cultural y habilidoso genérico en cualquier cosa que requiera mucho trabajo intelectual y nulo esfuerzo físico. Además de La Idea Fija, mantiene un blog escéptico-literario llamado Las Armas del Reino II y dibuja y guiona el webcomic Cartoneros del espacio.